viernes, 15 de enero de 2016

Los buscadores de océanos

Eran un par de soñadores que en su barco de tela llevaban un polizón. Solían perderse entre montañas, quebradas y cañones con la promesa de encontrar grandiosos océanos en miniatura, perdidos en algún valle de por ahí.
Hace algún tiempo que los vi pasar, dando firmes pasos mientras sus manos trenzaban un cordón multicolor que los conduciría a casa, si es que alguna vez decidían volver.
Ya poco los recuerdo, solo se que llevaban el beso del sol en sus mejillas y un pequeño polizón peludo escondido en una de sus mochilas.

Para Brenda, Rodrigo y Lunita

jueves, 3 de diciembre de 2015

Al momento de partir

Camino a Pozo de Piedra, La Rioja, Argentina. Foto Silvia Bretillot(mi mamá :D )
Es tan raro irse. Primero uno empieza juntando lo que es, empacándose, y luego mete en una caja las cosas que le sirven. Y la verdad es que nunca son grandes cajas, sino del tamaño justo porque las cosas que importan son muy pocas. De repente, sin querer, en algún momento se nos cuela esa anticipada soledad, siempre acompañada de un poquito de melancolía. Eran tanto los planes que tenía y tantos los que me exigían irme. Incluso eran aún más las ganas de encontrar algo tan fuerte que me ayudara a quedarme, a hacer las cosas aún más sencillas. Pero aquí estoy, empacando.
Has sido raro, 2015. Sé que aún no acabas pero desde ya quisiera irme despidiendo y sobre todo decirte que podría proclamarte como el peor de mis años, pero no le haría justicia a los que sí fueron peores. No has sido tan malo, solo fuiste un momento de cambio, de redescubrimiento. Un instante como para aceptar que ya había cosas que eran de una forma determinada y que podía seguir luchando contra ellas o simplemente dejarme llevar un poco.

Así que me estoy yendo y es bueno saber que de una forma u otra, ya casi ha dejado de llover.

jueves, 20 de agosto de 2015

Un hombre necesita viajar...

Un cóndor volaba a nuestro alrededor en Las Peñas, La Rioja,
Argentina
Más de una vez uno va buscando sin saberlo, esperando a encontrar ese algo que le de sentido a todo lo que ha ido sucediendo en los ultimo años. A veces solo esperamos una palabra de aliento, un poco de apoyo, un suspiro de sabiduría. A veces solo encontramos cosas desparramadas por ahí, como esto:

"Un hombre necesita viajar. Por su cuenta, no por medio de historias, imágenes, libros o tv. Necesita viajar por si mismo, con sus ojos y pies, para entender lo que es suyo. Para un día plantar sus propios árboles y darle valor. Para conocer el frío y disfrutar del calor y lo opuesto. Sentir la distancia, el desabrigo para estar bien bajo su propio techo. Un hombre necesita viajar a lugares que no conoce para romper esa arrogancia que nos hace ver el mundo como lo imaginamos y no simplemente como puede ser. Que nos hace profesores  doctores de lo que no vimos cuando deberíamos ser alumnos y simplemente ir y ver."
  Amir Klynk


Y son tantas las preguntas que reaparecen... 

martes, 30 de junio de 2015

El Horizonte

Dique Los Sauces, La Rioja, Argentina.
Un día aprendí que el horizonte no es más que una línea que separaba dos realidades  hermosas y enamoradas. Es una frontera imperceptible que se roba nuestra mirada en cada amanecer y atardecer. Pero insisto, es solo una línea y aun así hablamos de ella como si fuera algo más que eso, como si su existencia marcara por completo la nuestra. Hay tantas cosas que nos limitan, que influyen de lleno en nuestra vida más que una frontera imaginaria. Sin embargo seguimos escribiendo canciones en su nombre e imaginando llegar a él, como si alguna vez fuéramos a encontrar la olla con oro al final del arcoíris.
A veces lo pienso un poco y tal vez nosotros seamos el horizonte, o al menos vivimos en él, en esa franja donde el cielo y la tierra se unen, donde se recuerdan cuanto se aman. Tal vez nosotros seamos el producto de ese amor, ya saben, como el de la pacha y el inti.
La verdad es que ya no me queda buscar ese lugar donde se pierde el horizonte, si él ya está en mi es imposible que lo pierda.


El arte de Artesaniar

No sé si alguien se acuerda pero hace casi dos meses que escribí sobre el desertar, sobre tomar nuestra humanidad y huir de aquello que nos estaba haciendo mal. Bueno, los frutos se están viendo ahora y se llaman Nehuén.
Nehuén es un proyecto de artesanías que empecé hace unas semanas y también es una palabra mapuche que significa “fuerza”, que es justo lo que estuve cultivando durante este año, fuerza para enfrentarme a las cosas que no estaban bien, para mejorar. 

Los invito a pasar, a dar una vuelta entre los tejidos y los cuadernos. Miren que si sale todo como ha sido esperado, este proyecto me llevará a donde se pierde el horizonte. 









jueves, 25 de junio de 2015

Carta a quien alguna vez me conoció tanto

Hola, es raro volver después de estos años que han pasado, recién ahora escribirte, dedicarte un pequeño espacio con el todo cariño que tal vez te mereciste. Esta es mi forma de escribirte una carta sin gastar tiempo ni papel, ni ruegos para que no retengan el sobre en alguna aduana de por ahí, como ya pasó antes.
Te escribo porque fuiste alguien que conoció los problemas en cuanto pasaban, porque me conociste tanto en algún momento, justo cuando nuestros mundos no eran tan grandes, cuando aún teníamos arreglo. Te escribo solo porque quiero escribirte, porque quiero hacerte presente, como si te extrañase algunas veces, como si no me resultara raro hablar contigo y darme cuenta de que has crecido tanto…  Creo que estamos grandes y a veces  nos ponemos a recordar como lo hacen mis abuelos, recordamos esos que fuimos hace tanto y eso que han pasado solo tres años. Imagínate lo que será en veinte más, imagina que tal vez aún nos recordemos.  

La verdad es que no quiero decirte absolutamente nada en específico, no nos debemos nada. Simplemente recordarte, hacer una nota sobre ti, para cuando la memoria me traicione saber que estuviste, que me escribiste, que alguna vez exististe.

domingo, 31 de mayo de 2015

Y nos vamos acostumbrando...

Realmente no sé de quien es la foto, la encontré perdida en pinterest.
Y nos vamos acostumbrando a estar solos, a que los "te extraño" no duran mas que un par de días y que la importancia que le damos a una persona nos hace esclavos de esta. Que todos nuestros "para siempre" son igual de mortales que nosotros y que hasta los buenos momentos también cansan. Que todas las mañanas nos obligamos a no esperar algo de quien sea y cada noche nos desilusionamos sabiendo que somos incapaces de hacerlo. Y también nos acostumbramos al frío, al cansancio, al hambre, a los brazos sin abrazos, a las mañanas desayunando solos y al precio que implica vivir con esta libertad. En fin, nos vamos acostumbrando a estar solos.